“Cuando alguien asume un cargo público,
debe considerarse a sí mismo
como propiedad pública…”
(Tomás Jefferson)
A casi de dos meses de las elecciones presidenciales y congresales, el ambiente político, aparte de algunas propuestas y ataques, refleja aspectos que son motivo de reflexión y análisis.
Especialmente, porque sabemos que uno de los aspirantes al sillón presidencial y ciento treinta parlamentarios, serán consagrados al final por el voto popular.
Y, mientras el ciudadano común y corriente, el elector, espera, sinceridad, honestidad y transparencia de los postulantes, encuentra todo lo contrario.
Como el caso de los candidatos que se niegan a informar en sus declaraciones juradas sobre sus ingresos mensuales y bienes muebles e inmuebles que deben ser de conocimiento público.
Pero, como el Jurado Nacional de Elecciones, de manera inconcebible, lo anota como un punto opcional, los postulantes aprovechan el desliz para omitir pronunciarse sobre el particular.
Condenable error. Porque lo que se necesita de nuestros futuros gobernantes es conocer todos esos detalles para fiscalizar mejor y evitar repetir los errores del pasado.
Aún más, aunque la ley no lo obligue, por razones de ética e identificación con el sentir mayoritario, es importante darlos a conocer. ¿Cuál es el temor…?
Los postulantes no deben olvidar que se exhiben en vitrina. Por lo tanto, están en la obligación de mostrar lo mejor de ellos.
Así el elector, tendrá un panorama más claro y estará en condiciones de escoger a quien realmente colme sus expectativas.
Lo mismo debe ocurrir con los que buscan consagrarse como congresistas, pues ellos son quienes tienen la elevada responsabilidad de decidir los destinos del país.
No sólo eso, la gestión pública exige eficiencia al máximo. Apartada por completo del mínimo indicio de corrupción.
Para eso se requiere que los aspirantes sean personas preparadas, con capacidad suficiente para formular planes y soluciones en el más alto nivel.
En ese sentido, escoger y presentar a las personas idóneas, es de absoluta responsabilidad de los partidos políticos.
Conducir e impulsar el desarrollo de un país, no es tarea fácil y si los partidos no se esmeran en seleccionar a profesionales de calidad, nos exponemos a tener un Congreso tan desprestigiado como el actual.
Es oportuno recordar que el trabajo de los partidos políticos al respecto, es de verdad trascendental…
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