Da la impresión que los nuevos medidores de Sedalid están fallados...
Me encontré con un antiguo compañero de
estudios de la Universidad Nacional de Trujillo, que vive en la urbanización
San Andrés, quien me relató lo siguiente:
-- Freddy, en mi casa tenía un
medidor nuevo, pero un día llegaron unos trabajadores y lo cambiaron. Ahora el
recibo señala que mi consumo de agua es mucho más del doble y somos el mismo número de
personas.
Y
añadió: mi hermana vive en otra zona y tiene el mismo problema. Fue a
Sedalib y dicen que van a verificar “si hay fuga de agua”.
Con esa idea fija acudí a Réplica,
el informativo radial matinal donde analizo y comento las noticias más
importantes del día.
No había transcurrido mucho tiempo
desde que empezó el programa, cuando recibimos la llamada telefónica de una ama
de casa.
-- Señor, quiero quejarme contra
Sedalib. Nosotros pagamos mensualmente desde hace varios años un promedio de
ciento quince soles.
-- Esta vez nos ha llegado un recibo
por quinientos veinte. Fui a la empresa donde me dijeron que harán una
inspección y luego debo asistir a una charla el jueves de ocho de la mañana a
tres de la tarde (?).
Los reclamos se sucedieron hasta que
otro ciudadano recordó que hace dos meses llegaron varios operarios al
vecindario y cambiaron los medidores.
Refirió que en ese proceso
cometieron varias irregularidades.
Algunas de ellas fueron: no comunicar en
absoluto el hecho a los propietarios y abandonar la basura del trabajo
realizado regado en las veredas.
Horas después, cada uno de los vecinos
tuvo que salir provisto de escobas, recogedores y bolsas para juntar los
desperdicios.
Supuso que los nuevos medidores
instalados están fallados porque en la mayoría de los casos los registros se
han disparado al doble, el triple o más.
Demostrando gran sentido
comunitario, la misma persona sugirió que los afectados comuniquen la
irregularidad a los alcaldes vecinales.
Tales autoridades deben reunir las
evidencias y efectuar un reclamo corporativo ante el ente encargado de proporcionar
el suministro de agua.
Es decir que la solución partió de
la propia ciudadanía en el sentido que la empresa proceda al retiro de los
aparatos instalados para su revisión.
En un momento tan difícil por el que
atraviesa la economía nacional, la población no puede ser perjudicada de manera
inmisericorde.
Frente a esta realidad, es función
del periodismo encauzar el sentimiento de la población ante la entidad
respectiva, tal como lo estamos haciendo.
No es posible que un elevado número
de familias afronten un problema tan grave y queden desamparadas.
Es impostergable que la Sunas, la
Defensoría del Pueblo y el propio alcalde se pronuncien e intercedan ante este angustioso
pedido de la población.
Mientras tanto, corresponde a
Sedalib, asumir su responsabilidad retirando los medidores y dejar de agobiar
aún más el bolsillo y la tranquilidad de las mayorías…
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