Millán convierte en jugada lícita, pero el juez la anuló...
Esta vez no trataremos sobre la
derrota del sábado de la Universidad Cesar Vallejo ante el Real Garcilaso por
dos a cero.
De las tarjetas amarillas
acumuladas, de las expulsiones, de la falta de tranquilidad y los innecesarios
reclamos ante las sanciones del juez.
Tampoco del gol del empate anulado injustamente
a Millán cuando, en posición lícita, le sombreó el balón al meta Pretel y
convirtió.
Ni siquiera de la angustiosa manera como
se quebró el esquema de juego cuando el equipo se quedó con solo nueve hombres.
No. Ahora hablaremos de algo mucho más
importante. De lo que viene adelante. De este domingo, a las cuatro, en el
estadio Mansiche.
Se perdió en los primeros noventa.
De visita. Con esa helada lluvia que calaba los huesos y daba más velocidad a
la pelota.
Pero quedan otros noventa. Aquí. En
nuestra casa. En esta cancha tan conocida por los “poetas” que hasta han reído
haciéndose “camote”.
Donde hace un par de meses le
metieron, sin ningún escrúpulo, cuatro a los cusqueños y los obligaron a salir
mirando el gras de vergüenza.
Al equipo que el goleador Daniel
Chávez le anotó dos tantos que parecen una copia. Uno aquí y otro allá. Bailando
en idéntica forma a Carranza.
¿Qué motivo existe para no repetir
ese marcador…?
Claro que no estarán Cardoza, ni
Quinteros. Sin embargo, olvidamos que en el banco hay piezas de recambio con
ansias de consagración.
Porque el choque de este fin de
semana es de alta tensión. Donde nadie entrará para regatear, ni jugarla a
medias, sino para mostrarse.
Será para asegurarla, dar el pase al
milímetro y pelearlas todas. Para ir adelante agotando el último aliento en pos
de la victoria.
Las cartas están sobre la mesa. Es impostergable
salir a llenar la canasta adversaria. No hay más. No queda otra oportunidad.
Si Vallejo quiere disputar la final
de la Copa Inca y obtener el primer trofeo de su historia profesional debe hacer
tres y mantener su valla invicta.
Argumentos para conseguirlo los tiene
y de sobra. El momento de demostrarlo ha llegado. ¡Marquen la diferencia…!
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