Impresionante simetría de las figuras romboidales del complejo arqueológico Chan Chan, ubicado en pocos kilómetros de Trujillo...
La reciente visita de mi nieta Hatsuko a Trujillo, me permitió recorrer y admirar una vez más la majestuosidad del complejo arqueológico Chan Chan, la ciudad precolombina más grande de América Latina.
El monumento fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1986 y más tarde incluido en la lista de “en peligro de extinción”.
Es que a pesar de los numerosos secretos que tiene por revelar, debe hacer frente a las inclemencias del cambio climático, las lluvias, los vientos, los depredadores furtivos e irresponsables invasores.
A pesar de todo, ahí está Chan Chan. Con sus nueve tradicionales palacios. Cada uno exhibiendo peculiares características.
Resalta a primera vista la ornamentación de sus gigantescas y robustas paredes mostrando las actividades pesqueras, agrícolas y de orfebrería.
Impresiona sobremanera el corredor de peces y aves trabajados con excelente precisión que adornan los muros a través de milimétricos canales.
Pelícanos, nutrias con la cola elevada y ondas escalonadas ocupan un lugar trascendente entre los frisos de la amurallada metrópoli chimú.
Destacan a primera vista las muestras romboidales que separan un ambiente de otro en clara alusión a las redes de pescar que utilizaban en las faenas marinas.
Simétricas figuras geométricas se combinan de manera magistral dando a conocer el alto grado de conocimientos que poseían sus habitantes.
Las paredes de Chan Chan en si, merecen un análisis especial. Inicialmente fueron de diez o más metros de altura.
Para evitar derrumbes o desgracias personales, son muy anchas en las bases y más angostas en la parte superior. Además presentar soportes cada cierto tramo.
En los lugares de unión de dos paredes los constructores tuvieron el cuidado de entrelazar los adobes para otorgarle mayor consistencia.
Tampoco descuidaron los puntos de dilatación que tienen suma importancia en la arquitectura contemporánea.
Los obreros de esa época no improvisaron, ni dejaron nada al azar. Es el caso de las zonas de acceso que en su totalidad están orientadas hacia el norte.
Amplios patios para diversas ceremonias, salas acústicas y reservorios de agua, son evidencias del ejemplar sistema de planificación de quienes habitaron esta tierra cientos de años antes que nosotros.
Chan Chan merece mucho más atención de las autoridades y la comunidad. Y a quienes no la han visitado aún, no dejen de incluirla en su agenda obligada de viajes. No se arrepentirán. ¡Trujillo los espera…!
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