.De un tiempo a esta parte, el Perú se ha convertido en el país de profesionales debido a superpoblación de jóvenes egresados de las universidades con el título bajo el brazo.
Lamentablemente, muchos de ellos, por no decir la mayoría, terminan dedicándose a cualquier ocupación, menos a ejercer la carrera que les permitió obtener el ansiado diploma.
El fenómeno es originado debido a las facilidades otorgadas hasta el momento por el gobierno permitiendo la creación de centros superiores particulares de estudios en casi todo el territorio.
Siguiendo esa tónica, en la actualidad existen en el país casi cien universidades y más de cuatrocientas filiares cuya supervisión escapa a los entes reguladores.
Datos consignados en investigaciones realizadas sobre el particular establecen que la mayoría de universidades ofrecen las carreras más baratas, aquellas que no exigen mayor implementación.
El cincuenta y uno por ciento forman profesores y complementan con las especialidades de derecho y administración, con lo que se cubren los dos tercios de las profesiones ofertadas.
Es inconcebible que no se tenga en cuenta para nada la sobre abundancia de maestros sin puesto de trabajo que existen en el medio, fenómeno detectado hace varios años.
No obstante, se dejan de lado las opciones científicas y técnicas que apenas cubren el diez por ciento del total.
Parte del problema es originado por los propios padres de familia que quieren que todos sus hijos sean “profesionales”, sin considerar sus aptitudes, ni la calidad educativa que recibirán.
Esa es la razón que ha motivado al Ejecutivo presentar ante el Congreso un proyecto de ley que suspende la creación de universidades y filiares durante un tiempo prudencial.
Mientras tanto se procederá a investigar la manera como funcionan lo centros superiores existentes para garantizar que egresen profesionales que realmente estén en condiciones de ejercer con eficiencia y plenitud lo aprendido.
Este panorama nos trae a la memoria el diálogo sostenido con un joven que regresó del extranjero para seguir una carrera en el Perú.
Casi sin tener tiempo para prepararse, se inscribió. Dio el examen e ingresó en el primer intento.
- Fui muy afortunado porque, en realidad, no pensé que podía haber salido airoso de la prueba, fueron sus primeras emocionadas palabras.
Cuando comenzaron las clases quedó muy apesadumbrado al enterarse que en esa universidad particular ingresaban todos los que postulaban (?).
Esa es sólo una de las facetas de las numerosas sorpresas que se presentan cuando un aspirante peruano desea estudiar para convertirse en profesional…
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